Mcs. Katherine Pulgarín y Mcs. Julia Rangel
El
cambio en el clima relacionado con las actividades humanas se atribuye a la
emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se encuentran en la atmósfera
y producen calentamiento. Los
principales gases responsables del efecto invernadero son el metano (CH4),
el dióxido de carbono (CO2) y el óxido nitroso (N2O), y
se relaciona principalmente por la quema de combustibles fósiles y el cambio de
uso de suelo (1). En algunos lugares del mundo el Uso del Suelo, Cambio de
Uso de Suelo y Silvicultura (USCUSS) ha representado incluso un mayor
porcentaje de emisiones de GEI que la quema de combustibles fósiles. En el
suroeste mexicano el cambio de uso de suelo se ha destinado principalmente para
la ganadería y las consecuencias se han visto reflejadas en ser la región con
más del 50% de GEI emitidos por el sector de USCUSS (2).
La Organización de las Naciones
Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha informado que los niveles
actuales de producción de carne suponen entre el 12% y 22% de los 36,000
millones de GEI que se producen anualmente en el mundo. El problema se agrava
dado que el consumo de carne, especialmente del ganado vacuno, va en aumento, y
las vacas son las mayores productoras de gas metano, que contamina 23 veces más
que el dióxido de carbono. Cabe resaltar que en el proceso total que existe en
la producción de carne, se incluyen emisiones de las actividades que van desde
la fertilización de campos para la alimentación del ganado hasta el transporte
a los supermercados locales y su refrigeración en los mismos (3).
La
ganadería es un importante emisor de GEI, es un sector que en términos
ambientales ha repercutido en la destrucción del suelo, la explotación del agua
dulce y la contaminación del aire, representando un riesgo para la salud de los
ecosistemas y de la vida humana (4). Adicional a esto, la ingesta de carne ha demostrado
una relación directa en la afección a la salud de las personas al
aumentar las probabilidades de sufrir enfermedades del corazón, cáncer,
diabetes y obesidad (5, 6). Sin embargo, la
desinformación y falta de comprensión del cambio climático como un problema que
nos afecta y al que todos contribuimos en mayor o menor medida con nuestros
hábitos de consumo, presenta uno de los mayores desafíos dado que las medidas
para revertir el deterioro han de comenzar con una educación al respecto. Las herramientas están a la mano del individuo, con
simples actos que empiezan desde la casa, se pueden lograr grandes cambios. Es
a partir de la educación ambiental y de la comprensión del problema que se
pueden propiciar estos cambios en los hábitos de consumo de los individuos y de
la sociedad en su conjunto (7).
Una buena idea sería
desarrollar un programa de educación ambiental que propicie
la comprensión del cambio climático, sus causas y consecuencias, con el fin de
contribuir a la apropiación del problema por parte de los individuos e
incentivar sus acciones en la adaptación y mitigación del mismo, centrándonos
en el consumo de carne y la relación que tiene la ganadería con el cambio
climático, desde una perspectiva sistémica.
Referencias bibliográficas
1.
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2021];1–33. Disponible en: https://repository.cesa.edu.co/handle/10726/1344
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el 5 de junio de 2021];174–85. Disponible en:
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https://www.scielo.br/j/reeusp/a/8cLyd6pbWHvGn4sChvRMLhy/?format=pdf&lang=en
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de la población por consumo de carne con trazas de anabólicos y antibióticos.
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7.
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Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/870/87024179004.pdf