La Gestión Pública como contrapeso a las prácticas corporativas: Políticas Públicas y Sostenibilidad
Msc. Luis Alfredo Portilla Montero
Las políticas públicas, en
general, y la gestión pública en lo particular, representan conceptos muy
utilizados, que escuchamos todos los días y, en la práctica, no sabemos con
exactitud qué representan. En este sentido, aprovechamos estas líneas para analizar
la relación entre políticas públicas, gestión pública y sus implicaciones desde
un punto de vista de sostenibilidad y medio ambiente.
Si concebimos el medio ambiente
como el entorno natural que provee recursos esenciales para la existencia de la
sociedad, es nuestra responsabilidad asumir medidas y acciones con el fin de
preservarlo y garantizar su sostenibilidad. Lamentablemente, el discurso en
torno a la protección ambiental y el posicionamiento político asociado con el
ambientalismo se ha vuelto un lugar común, una narrativa vacía que los actores
políticos proclaman sin comprender realmente las implicaciones y consecuencias
que esto conlleva. A lo largo de la historia, las grandes corporaciones y el
capital en general se han aprovechado de las deficiencias prácticas de la
administración pública en este rubro, resultando en la explotación desmedida de
fuentes naturales, el desplazamiento de comunidades, la especulación y la
obtención de ganancias desorbitantes a expensas de la violación sistemática de
derechos humanos.
Para contrarrestar estas
prácticas corporativas que ponen en peligro el medio ambiente y la
sostenibilidad, es necesario que la gestión pública asuma un rol protagónico y
se convierta en un contrapeso efectivo. Para lograrlo, es fundamental diseñar e
implementar políticas públicas con un enfoque integral que tome en
consideración los impactos ambientales, sociales y económicos de las acciones
gubernamentales frente a las corporaciones. Esto implica adoptar medidas
proactivas que promuevan la protección del entorno natural, fomenten la equidad
social y garanticen la viabilidad económica a largo plazo. De esta manera, se
podrá generar un marco normativo sólido y coherente que promueva la
sostenibilidad y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
En primer lugar, es fundamental
establecer regulaciones y normativas ambientales sólidas que limiten las
prácticas destructivas de las empresas y promuevan la adopción de medidas
sostenibles. Estas políticas deben fomentar la responsabilidad ambiental de las
compañías, imponiendo restricciones y sanciones a aquellas que no cumplan con
los estándares establecidos. Además, es necesario incentivar y apoyar a las
empresas que adopten prácticas sustentables, brindándoles, por ejemplo,
beneficios fiscales, acceso a financiamiento, participación conjunta con el
Estado, entre otros.
También, la gestión pública debe
promover la participación ciudadana y la transparencia en la toma de decisiones
relacionadas con el medio ambiente. Es esencial involucrar a la sociedad en la
formulación de políticas públicas, permitiendo que sus voces sean escuchadas y
consideradas. Esto no solo fortalece la legitimidad de las políticas
implementadas, sino que también garantiza que se tomen en cuenta las
necesidades y preocupaciones de la población en general, especialmente de
aquellos grupos más vulnerables que suelen ser los más afectados por las
externalidades negativas de las actividades económicas. Además, la gestión
pública debe promover la educación ambiental y la concientización sobre la
importancia de la sostenibilidad. Es necesario generar cambios culturales que
promuevan estilos de vida más respetuosos con el medio ambiente y la adopción
de prácticas sustentables en todos los sectores de la sociedad. Esto implica no
solo impartir conocimientos sobre los problemas ambientales, sino también
fomentar valores de responsabilidad y compromiso con las generaciones presentes
y futuras. Lo anterior, solo puede ser logrado a través de mecanismos conjuntos
donde gobierno, empresas, academia, organizaciones no gubernamentales y
sociedad en general concurran.
Por último, es fundamental
establecer mecanismos de monitoreo y evaluación de las políticas públicas en
materia ambiental. La gestión pública debe contar con herramientas efectivas
para medir el impacto de las políticas implementadas y realizar ajustes
necesarios en caso de que los resultados no sean satisfactorios. La
transparencia y la rendición de cuentas son elementos clave para garantizar que
las políticas sean efectivas y estén alineadas con los objetivos de
sostenibilidad.
En conclusión, la gestión pública
debe asumir su rol como contrapeso a las prácticas corporativas que amenazan el
medio ambiente y la sostenibilidad. Esto implica la implementación de políticas
públicas integrales que promuevan la responsabilidad ambiental, la
participación ciudadana, la educación ambiental y la evaluación constante de
las acciones gubernamentales. Solo a través de un enfoque basado en la
sostenibilidad y la preservación del medio ambiente podremos garantizar un
futuro equitativo y próspero para las generaciones venideras.
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